sábado, 21 de julio de 2012

LA CULTURA MAYA Y LOS SACRIFICIOS HUMANOS


La sangre como contrato indefinido entre los mayas y sus dioses. La antigua cultura maya practicaba el sacrificio humano como parte esencial en su religión
Si pudiéramos viajar en el tiempo como investigadores, podríamos ver ante nuestros ojos que en el antiguo México, hace miles de años durante el periodo preclásico (2000 a.C. a 250 d.C.), en la cronología de Mesoamérica, la antigua cultura maya practicaba el sacrificio humano para mantener el orden cósmico en el universo.
Invitamos a los lectores a profundizar un poco más en sus razones y métodos.

La razón de los sacrificios era una necesidad divina

Ante todo la necesidad de realizar sacrificios en la cultura maya y otras culturas de Centroamérica estaba justificada en parte por la creencia de que de ella dependía el orden cósmico y también el orden terrenal y por tanto su supervivencia.
Al brindar la sangre como sustancia mágica a los cielos y sus dioses se garantizaba de algún modo el orden social y la perpetuidad de su cultura, a cambio se recibiría poder divino.
Cuando comenzó el declive de esta civilización, muchos de los grandes señores mayas iban de una ciudad a otra haciendo sacrificios para sostener la precaria situación de sus reinos.
La religión maya implicaba una dura disciplina difícil de entender para el hombre actual, pero que para ellos era una actividad de compromiso total con sus deidades.
Generalmente, las víctimas eran los cautivos de guerra, aunque también eran comunes la automutilación y el autosacrificio, cuya finalidad era la obtención de sangre como ofrenda para los dioses durante las celebraciones calendáricas como atestiguan algunos códices mayas precolombinos.

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Al igual que en numerosas religiones antiguas las razones de los sacrificios mayas también en menor medida estaban enfocadas a no despertar la ira de sus dioses y en tratar de agradarlos de forma constante, incluso para prevenir determinadas catástrofes naturales como pudieron ser terremotos o grandes sequías que asolaban a la población.
El sacrificio era necesario como ley, como orden, como medio de contención y de perpetuidad de la comunidad.
Esta obsesión por la sangre estaba determinada normalmente por la élite guerrera y la casta sacerdotal maya y en honor a los dioses se ofrecían tanto sacrificios de animales (aves, peces, insectos) como humanos, incluso hay inscripciones de autosacrificios basados en la extracción de sangre por cortes en la lengua, orejas, brazos, piernas y genitales.

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